“Siempre soñé con tener mi propia casa”, comparte Nes. Aquí vivió un tiempo con su hermano, que le había dado un aire muy diferente a la decoración: paredes pintadas de gris, muebles netos y nada de color. Cuando por fin el departamento quedó para él, inició la transformación: las paredes blancas se convirtieron en la base de una paleta vibrante (con mayoría de colores primarios) a la que contribuyen su colección de ejemplares de El Principito, imágenes de los Beatles, figuras de Disney, Stars Wars y otros personajes que enriquecieron su infancia.

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